Su obra siempre ha cuestionado la relación entre el espacio y la presencia humana que lo altera. Y, de paso, señala el impacto ambiental que esto implica. Así es el trabajo de este artista bogotano que estará en la novena feria del millón.

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El arte también existe para hablar del desastre ecológico. La práctica artística, desde mucho tiempo atrás, ya confluye con otras áreas que bien podrían ser periodismo, antropología, ecología, investigación científica, entre tantas otras, sin dejar de ser arte, pero siempre siendo un testimonio del momento en que vivimos. Esto ocurre con el trabajo de Lucas Gallego donde hay una gran investigación antes de llegar a una solución estética.

La pandemia lo dejó sin trabajo, como a miles de personas en el mundo, y desde su casa —mientras todo el planeta reflexionaba si el coronavirus iba o no a cambiar a la humanidad para bien o para mal— siguió pensando en el daño que le hacemos al planeta constantemente, y que ha sido una de las preocupaciones permanentes de su trabajo.

Mientras en redes sociales salían imágenes de animales caminando por la calle, de ballenas nadando muy cerca a playas vacías de personas y de plásticos, Lucas comenzó a explorar la Tierra de la única manera posible en el encierro: desde Google Earth. Y ahí descubrió que la devastación no se detuvo. Las cuarentenas no salvaron al planeta de nosotros.

Empezó a construir su propia cartografía de varios departamentos y lugares de Colombia que, entre otras cosas, han sido escenario de violencia permanente: Mapiripán, Puerto Gaitán, Puerto Lleras, puntualmente.

¿Cómo la intervención humana altera el paisaje? Con el señalamiento de la deforestación de estas zonas buscaba, a su vez, mostrar “la insignificancia” con lo que ocurre en la Amazonía colombiana.

La selva, por lejos que esté, está sufriendo un daño irreversible desde las propias ciudades. Su siguiente paso fue mirar con mayor detalle estas áreas, ya desde imágenes obtenidas por el satélite landsat 8, que le permitían gran precisión no solo de terrenos sino de indicadores como el calor y la humedad.

Esos cambios de color del suelo y la suma de imágenes –más de dos mil que se superponen entre sí dan una visión de la transformación del paisaje– es un testimonio de cómo las malas prácticas dejan ver unas condiciones de belleza que escoden un problema al que se le sigue dando la espalda: el impacto ambiental.

Su proyecto Ejercicios de construcción para el Antropoceno, detrás de una concepción estética, parece una denuncia periodística. El arte habla ahí de un territorio devastado por la presencia humana. 

Los mapas de Lucas Gallego, bellamente desesperanzadores, condensan las tres vocaciones que han guiado su carrera: la arquitectura, la fotografía y la carpintería.

Él tiene su propio taller para trabajar la madera, un oficio que heredó de su padre. Justo sobre el impacto ambiental que puede generar este material, Gallego ha descubierto que es mínimo respecto a otras prácticas agrícolas o ganaderas. Se ha puesto a rastrear los puntos de venta de madera “legal” y los de manera “ilegal” —hay áreas que cuentan con certificación para tala de árboles para resembrarlos bajo ciertos parámetros— y ha descubierto la poca rigurosidad al respecto.

Incluso, cerca de su residencia —en un barrio de estratos dos, según sus propias palabras— la madera se consigue a precios irrisorios. Y esa reflexión no ha quedado por fuera de su obra donde siempre hay un cuestionamiento a cómo el espacio se afecta con la presencia humana.

El año pasado, en la feria del millón online, su proyecto consistió en una experimentación a partir de un espectroscopio que le permitía rastrear imágenes, luces, en cuerpo celestes. A partir de esa captura de “espectros lumínicos” creó unos paisajes fotográficos que confrontan nuevamente nuestra relación con el espacio.

Para la feria de este año, que comienza el próximo 1 de octubre en el Hospital San Juan de Dios, junto a Carolina Borrero —artista quien también trabaja la relación con el medio ambiente— crearon una obra que enfrenta al espectador a la paradoja de imágenes estéticamente placenteras, de cielos coloridos, pero que nacen de fumarolas posteriormente intervenidas por inteligencia artificial, y que dan fe de la contaminación de las zonas industriales de Bogotá. La atmósfera del sol, mezclada con el humo, generan paisajes apacibles, llenos de vida cuando en realidad estas postales nos hablan de la muerte: son la imagen de una agonía que seguimos viendo sin saber qué hacer, la agonía del planeta.

Para los interesados en comprar obras de Lucas Gallego y Carolina Borero visite www.feriadelmillon.com o escriba a info@feriadelmillon.com Si es SúperAmigo de La Silla Vacía, tiene el 10 por ciento de descuento. La feria del millón se llevará a cabo el 1, 2 y 3 de octubre en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá.